LOS JARDINES
“Afortunadamente existen las flores”, dijo Monsieur Dior, que era, además de galerista, amante de la arquitectura y gran modisto, un apasionado de la jardinería. En Granville, en la rosaleda de la casa familiar con vistas al mar, el joven Christian plantó las semillas de su fascinación por este excepcional arte que une naturaleza y cultura. Monsieur Dior se inspiró en numerosas ocasiones en los jardines para sus creaciones de moda, y en su primera colección creó una deslumbrante silueta de mujer-flor que dejó una estela cautivadora a su paso.
En 30 Montaigne, los visitantes podrán descubrir tres santuarios en forma de jardín, diseñados por el paisajista belga Peter Wirtz en colaboración con el arquitecto Peter Marino. Estos remansos de paz invitan a pasear, recargar energías o simplemente contemplar la exuberante vegetación, que se renueva cada temporada.
En la planta baja, los majestuosos árboles tropicales se alzan hasta las ventanas de Le Restaurant Monsieur Dior, y las flores perennes florecen con abundancia. En la primera planta, bajo una cristalera, se ubica un jardín de invierno en el que las plantas exóticas parecen trascender las fronteras. La terraza se ha sublimado con una impresionante escultura de acero de John Chamberlain. La tercera planta nos sorprende con un verdadero jardín en el corazón de la capital francesa, repleto de manzanos y rosas, las flores favoritas de Christian Dior, que aportan un irresistible toque de alegría.
Peter Wirtz lo describe como “un lugar único en el centro de París que deleitará todos sus sentidos”. Una celebración contemporánea de la pasión por la naturaleza compartida por Monsieur Dior y la Maison.